Los diques secos de Euskalduna

/ Javier González de Durana /

Interesado por los proyectos de ocupación de una parte de los antiguos diques secos de Euskalduna, me dirigí el pasado 16 de enero a las oficinas de la Demarcación de Costas en Bizkaia con la intención de consultar el expediente de ocupación del espacio que la citada Demarcación había concedido a un empresario para la instalación de un negocio privado de entretenimiento con la aquiescencia del Ayuntamiento de Bilbao. Dado que la concesión de ocupación del espacio se refería a uno de dominio público, no creí que encontraría dificultades en consultar el expediente.

Al formular mi petición al funcionario correspondiente se me informó que la parte consultable del mismo (no la que contiene datos privados) ya había estado en información pública durante un periodo de tiempo y que, acabado ese tiempo, no existía posibilidad de consultarlo. Insistí en mi petición, a pesar de estar fuera de dicho periodo de consulta, y se me respondió que elevara una solicitud oficial al respecto, a la vista de la cual se estudiaría la petición y se me respondería.

Tres semanas después, el 9 de febrero, recibí una carta de dicha Demarcación de Costas con el siguiente contenido:

«Concesión otorgada por O. M. de 20/04/2017 a Tecnifly Bilbao SL. Respuesta a la petición de informe de D. Javier González de Durana.

En respuesta a su escrito recibido el 16 del pasado mes de enero, mediante el que solicita vista del expediente de concesión para la ocupación de parte de los antiguos diques de la naviera Euskalduna por parte de una empresa de ocio, se informa de lo siguiente:

Por O.M. de fecha de 3 de agosto de 2017 se otorgó a TECNOFLY BILBAO SL, la concesión de ocupación de cuatro mil ciento sesenta y cinco (4.165) metros cuadrados de dominio público marítimo-terrestre, con destino a una instalación de ocio que albergue una piscina de olas, túnel de viento y otros usos complementarios, en una antigua dársena de la ría de Nervión, en el término municipal de Bilbao (Bizkaia).

El expediente se tramitó conforme al procedimiento establecido en el artículo 152 del Real Decreto 876/2014 de 10 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento General de Costas, el cual incluye un periodo de información pública por espacio de 20 días hábiles, que fue anunciado mediante la publicación de anuncios en el diario «El Correo» y el Boletín Oficial de Bizkaia de fechas 25 y 27 de noviembre de 2014.

Durante el citado periodo de 20 días cualquier persona física o jurídica pudo examinar el expediente y formular alegaciones.

Los datos más importantes relativos a la concesión son los siguientes:

  • Superficie otorgada: 4.165 m2.
  • Plazo de otorgamiento: 15 años.
  • Canon anual: 42,62 euros por metro cuadrado y año de la superficie otorgada.

Las obras se realizarán con arreglo al documento suscrito por el arquitecto D. Iñaki Aurrekoetxea Aurre en julio de 2015 y al proyecto que lo desarrolle.

Es cuanto procede informar«.

Bien. Puesto que cuanto procedía informar no era lo que yo había solicitado, regresé a la Demarcación para decirles que yo no había pedido un informe o unos datos que ya eran conocidos por la prensa, sino que lo que deseaba era consultar el expediente completo o las partes del mismo que no vulneraran la Ley de Protección de Datos. La misma redacción del escrito cae en contradicciones, como que en el primer párrafo se hable de «petición de informe» y en el segundo párrafo «solicita vista del expediente«. Lo primero no hubo, sino lo segundo, pero se respondió con lo primero. Lo que yo quería era conocer las características del proyecto de ocio planteado para el dique seco, los argumentos en base a los cuales la Demarcación de Costas había otorgado la concesión y el anteproyecto constructivo proyectado por el arquitecto. A pesar de que su respuesta no respondía a mi solicitud, se me dieron explicaciones que, de nuevo, volvían a impedir que se pudiera conocer el expediente o las partes consultables del mismo. «Esto ya estuvo a información pública en su día» era el argumento más poderoso para evitar que un ciudadano pudiera acceder de primera mano a ese contenido.

Me presenté como historiador de Bilbao y ciudadano interesado por los procesos de regeneración de la Villa. En ningún momento manifesté estar en contra del proyecto de Tecnofly Bilbao SL. o moverme animado por intereses personales. No. Sólo un historiador con curiosidad, sólo un ciudadano que quiere saber qué sucede o se proyecta para su ciudad. Sin embargo, la sensación que tuve en todo momento fue la de que se me veía como alguien motivado por conocer detalles para utilizarlos en contra del proyecto. Insistí en querer consultar las partes del expediente susceptibles de ser conocidas y, como respuesta, se me volvió a decir que hiciera una nueva solicitud. La hice. Hoy, 13 de marzo, todavía no he recibido respuesta alguna. Han pasado dos meses desde que inicié este camino. Creo que ya no me van a facilitar la información que solicito. Quería escribir una entrada en este blog con el máximo de información, pero está visto que tendré que apañármelas con suposiciones y conjeturas, entremezcladas con opiniones. El caso es que tanta cautela u ocultamiento no parece remar a favor de la bondad de lo que se quiere hacer. Toda actuación bajo secretismo -lo amparen las normas o no- parece llevar consigo algún componente poco presentable. Si ese componente no existiera tampoco debería existir motivo para impedir la consulta de los datos.

Los diques secos de Euskalduna constituyen uno de los pocos espacios interesantes que han sobrevivido del Bilbao industrial y naviero del siglo XX. Es verdad que la apariencia que presentan tiene poco que ver con el que mostraba cuando la actividad del astillero estaba en su apogeo. Los espacios vacíos a los lados de los diques estaban ocupados con edificios, tinglados, almacenes, grúas… que en su mayor parte ya no existen y el suelo ha sido adoquinado para la pisada confortable del paseante. El entorno ha cambiado radicalmente, pero la presencia de los diques todavía prolonga el recuerdo de la actividad laboral que allí existió. Son unas obras de ingeniería naval potentes, de fuerte personalidad, por las que la ría se introduce en la tierra o la tierra en la ría.

A partir de 1992 el Programa de Demolición de Ruinas Industriales, del Departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, encabezado por el socialista José Antonio Maturana, se apresuró a derribar todo el astillero a excepción de los diques, la casa de bombas y la grúa Carola, precisamente, por su destacado interés, confirmado por el Departamento de Cultura del mismo Gobierno Vasco. Aquel Programa fue letal para el paisaje industrial de Bizkaia porque su acción masiva e indiscriminada puso fin a la existencia de muchos bienes arquitectónicos que merecían ser preservados por sus cualidades constructivas e históricas, y porque ofrecían grandes posibilidades para la re-utilización con otros usos.

EUSKALDUNA-20-06-1975-ruinas-industriales-BLOG
Euskalduna en 1975
EUSKALDUNA-07-03-1995-ruinas-industriales-BLOG
Euskalduna después del Programa de Demolición de Ruinas Industriales

A pesar de las transformaciones operadas en ese espacio, todavía conserva una notable personalidad, siendo de los pocos lugares en los que una persona se puede sentir envuelta por el espacio fluvial, no solo a su lado, sino rodeado por él.

Uno de los argumentos que se utilizan ahora para autorizar un proyecto como el de Tecnofly Bilbao SL. es que ayudará a revitalizar la mortecina vida del cercano Museo Marítimo de la Ría de Bilbao. No cabe mayor ingenuidad. Eso no sucederá. Las gentes que acudirían a flotar en el túnel de viento o a surfear en el de olas no son público objetivo de ese Museo; los intereses son totalmente distintos. Lo del Museo se utiliza como un argumento para la autorización y puede que el Museo reciba algún dinero extra por esa explotación del dique, pero no ganará público porque un lugar de ocio como ese esté situado en su inmediación. En cambio, sí se habrá perdido o degradado uno de los escasos testimonios del Bilbao naval que aun tenemos y modificará un paisaje que aún hoy sigue recordando los vínculos de esta ciudad y sus gentes con el mar. El Museo Marítimo debería ser el primer defensor de este patrimonio e impedir que se altere y desvirtúe, aunque se le ofrezca un plato de lentejas a cambio de su beneplácito o silencio.

Me gustaría haber conocido el anteproyecto del arquitecto Iñaki Aurrekoetxea, que permanece a la espera de las autorizaciones y limitaciones que las otras administraciones con responsabilidad en este área  (Gobierno Vasco, Diputación y Ayuntamiento) pongan al propósito empresarial para redactar su definitivo proyecto. He visto alguna imagen que adelanta el aspecto exterior de la instalación, un edificio con forma de barco, y siento decir que lo encuentro sumamente inapropiado, una burla a la memoria del lugar, aunque bien es cierto que, de ejecutarse, se haría sobre una previa inapropiada ocupación espacial cuyo permiso no es responsabilidad del arquitecto. La colaboración en el estropicio patrimonial sí lo sería. Siento respeto por el trabajo de Aurrekoetxea -lo he escrito aquí mismo al referirme a Isozaki Atea, por ejemplo, y podría decir lo mismo del Hotel Dómine, el frontón de Busturia, las bodegas Olarra o el Museo de Urdaibai-, pero no puedo defender esta actuación en modo alguno. En una entrevista que le hizo la revista digital VíaConstrucción Aurrekoetxea declaró que con sus proyectos «tratamos de dar la mejor respuesta a las necesidades planteadas por el cliente y por el lugar«. Las necesidades del cliente las encuentro bien respondidas aquí, pero quisiera conocer el argumentario que le llevó a considerar como respondidas las necesidades del lugar. No lo veo.

A veces el Ayuntamiento de Bilbao parece ansioso por facilitar la instalación de negocios empresariales privados que, con la promesa bajo el brazo de dar vida a tal o cual sitio, generar riqueza, empleo y turismo, demandan la ocupación de un espacio público sin tener en consideración su historia, el paisaje que define y las características formales del mismo. Aquí viene un empresario, ve un lugar que le gusta, lo solicita al Ayuntamiento para montar su negocio contándole un cuento de hadas… y el Ayuntamiento se rinde a él, poniéndole alfombra roja. Esperemos que Diputación y Gobierno Vasco pongan fin a este disparatado plan a la vista de lo que, por el momento, sabemos sobre él.

Me gustaría haber conocido la documentación completa referida a la iniciativa y quizás así me habría convencido de las bondades que no observo en él, pero no fue posible. Por tanto, me tengo que basar en suposiciones y conjeturas, pero también, por supuesto, en opiniones previas a ellas.

maritimo_20113_11
Imagen de la construcción de ocio que ocuparía parte del dique seco.

 

Deja un comentario