Comisión del Patrimonio de Bilbao

/ Javier González de Durana /

carta

Tenía ganas de escribir acerca de la Comisión del Patrimonio de Bilbao (CPB) desde hace meses y ahora una circunstancia urgente me empuja hacerlo ya. El pasado 15 de julio fue entregada en el registro municipal una solicitud singular: la que reclama protección como «conjunto de valor ambiental» para la Escuela de Magisterio BAM+arbolado+patio de recreo, siendo solicitante la Asociación de Vecinos por un Abando Habitable y Saludable, y su destinatario, el Ilmo. Alcalde de Bilbao.

Esta CPB se crea por la aplicación del Artículo 11.1.2. incluido en el Capítulo Primero, «Disposiciones generales», del Título Undécimo, «Régimen de Protección de la Edificación», del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Bilbao. Para definir su actividad y funcionamiento esta Comisión dispone de un Anexo que desarrolla sus «Normas Reguladoras».

Suponía yo que aquella solicitud del AMPA y los vecinos de Abando terminaría por llegar a la CPB hasta que leí cuáles son las funciones que tiene atribuidas:

«La Comisión del Patrimonio de Bilbao tendrá el cometido principal de informar los proyectos de licencias de obras que tengan por objeto la intervención sobre edificios incluidos en los niveles B de protección, C y D de conservación, así como sobre los edificios, espacios y elementos que conformen un Conjunto de Interés Arquitectónico y Ambiental, siempre que afecte a los elementos objeto de protección o conservación y que, a juicio de los servicios técnicos municipales, tenga cierta relevancia».

A la vista de lo anterior, tengo mis dudas ahora sobre si la solicitud planteada por los vecinos y la AMPA llegará a la mesa de esta CPB. Entre sus tareas concretas de establecer criterios y elaborar informes se encuentra la de «informar… sobre la incoación de expediente de declaración de Bienes Culturales«, pero como Bien Cultural es una figura derivada de la Ley Vasca de Patrimonio, se entiende que es solamente el Gobierno Vasco quien solicita esos informes a la CPB y que los edificios así informados por ésta, caso de ser declarados Bien Cultural (calificación del Gobierno), pasan a integrar el nivel A (calificación del Ayuntamiento) dentro de los cinco previstos por el PGOU.

Sin embargo, no queda claro si la CPB también informa sobre posibles declaraciones de protección municipal para los niveles B, C, D y conjuntos de interés arquitectónico y ambiental cuando las solicitudes llegan al Ayuntamiento por otras vías distintas de la gubernamental, como pueden ser las asociaciones vecinales, los historiadores, las universidades…

Si el cometido de la Comisión consiste en emitir informes sobre los proyectos de intervención que se pretendan llevar cabo en edificios o elementos que YA ESTÁN protegidos como Bien Cultural o por alguna de las otras categorías municipales, cabe deducir que no informa sobre edificios que podrían llegar a estar protegidos si alguien lo planteara justificadamente ni si, a la vista de lo anterior, le corresponde o tiene la capacidad para proponer y decidir la protección de inmuebles y conjuntos con algún tipo de valor. Sus Normas Reguladoras no le atribuyen esa capacidad explícitamente, pero tampoco se la niegan o la adscriben en exclusiva a otra entidad, así que se puede suponer que, al menos, los integrantes de la Comisión pueden plantear propuestas de protección a iniciativa personal.

Queda la duda, por tanto, acerca de quiénes tienen capacidad para proponer al Ayuntamiento protecciones para edificios concretos, quién es la persona u órgano que decide qué edificios merecen la protección municipal y en qué nivel de protección quedan situados, porque el PGOU tampoco lo dice en sus otros Títulos y Capítulos. Mucho me temo que estas cuestiones quedan en manos de los técnicos -arquitectos, urbanistas y abogados- del Área de Planificación Urbana y que las nuevas incorporaciones suceden cada vez que hay un nuevo PGOU. En otras palabras, como dice el antes entrecomillado párrafo, esta cuestión queda «a juicio de los servicios técnicos municipales, (cuando) tenga cierta relevancia» si así lo consideran.

Volveremos sobre esto último. Ahora sigamos. Dado que el régimen de sesiones ordinarias de la CPB plantea una periodicidad mensual, siempre que existan asuntos a tratar (por cierto, ¿quien decide si hay asuntos a tratar?), se supone que la solicitud del AMPA del Cervantes y los vecinos de Abando será estudiada en breve, antes del 15 de agosto. También cabe la posibilidad de que, a solicitud de la Presidencia de la Comisión, pueda realizarse una sesión de carácter extraordinario, siempre y cuando se convoque a todos los miembros con una antelación de cuarenta y ocho horas. Esperemos que en sesión ordinaria o en una extraordinaria la solicitud presentada sea debatida con urgencia porque la licencia de derribo del conjunto cuya protección se demanda ya ha sido solicitada por la propiedad, aunque todavía no concedida. Se está a tiempo para el debate.

El motivo por el que quería escribir sobre esta CPB desde hace meses es por la extrañeza que me provocan los integrantes que la componen. Dado que los valores que usualmente se protegen en estos edificios y lugares son de carácter histórico, artístico, simbólico, botánico o arqueológico parecería lógico que sus integrantes fueran, a medias, arquitectos e historiadores, con la colaboración puntual de arqueólogos, botánicos y algún sociólogo urbano.

Arquitectos por cuanto se trata de piezas urbanas con cuyas presencias la gestión municipal debe lidiar en la actualidad de cara al futuro; e historiadores porque los valores y cualidades que les hacen ser merecedores de conservación y transmisión al futuro se basan en las investigaciones y análisis históricos que los han sancionado como relevantes o singulares.

Si lo que convierte a estos edificios en elementos singulares es una cuestión de historia cultural ¿por qué el Área de Cultura no tiene responsabilidad sobre sus decisiones? ¿o por qué, al menos, no la tiene en la misma medida que Planificación Urbanística, que es el Área de la que hoy por hoy depende en exclusiva? Sin ir muy lejos, tanto en el Gobierno Vasco como en las Diputaciones Forales los temas del Patrimonio son competencia de los respectivos departamentos de Cultura y no de Urbanismo u Ordenación del Territorio.

En cuanto a los integrantes de la CPB, lo que dice su norma «Segunda: Composición de la Comisión del Patrimonio» es lo siguiente:

«La composición de la Comisión será la que se expone a continuación:

  • La Presidencia corresponderá a la Delegación del Area de Urbanismo o a quien, en cada caso, designe su Concejal Titular (es decir, Asier Abaunza; menciono el nombre de los actuales titulares).
  • La Secretaría será desempeñada por una persona licenciada en derecho, adscrita a la Subárea de Licencias (Carmen Cayuela).

Serán vocales las siguientes personas:

  • La titular de la Dirección del Area de Urbanismo (Mikel Ocio).
  • Dos profesionales con titulación superior en Arquitectura, pertenecientes a la Subdirección de Licencias y Disciplina Urbanística (Ana Alcíbar y Aitor Iriarte).
  • Una con la misma titulación técnica, designada por la Presidencia de entre el personal del Area o Sociedades vinculadas a la misma (Pedro Ispizua).
  • Una persona nombrada por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia (José Miguel Agirregomezkorta).
  • Tres profesionales de la materia designadas por la Presidencia, una de las cuales lo será a propuesta del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro (Mª Jesús Cava, Ibon Areso y Nerea Etxarri)».

Esto es, un ingeniero agrónomo, una abogada, siete arquitectos y una historiadora. ¿Parece normal y justificado? La pregunta es si los valores de la Historia están representados en equilibrada relación con los valores tecnócráticos del Área de Urbanismo. Desde luego que no. Los integrantes de la célebre Comisión de Monumentos de Vizcaya, fundada a principios del siglo XX en Bilbao, responsable de la publicación pionera Boletín de la Comisión de Monumentos de Vizcaya, no tendrían encaje en esta CPB: salvo por la presencia del omnisciente ingeniero Pablo Alzola y un par de arquitectos (Basterra e Ispizua), todos los demás eran historiadores y fueron muchos: Guiard, Echegaray, Quadra Salcedo, Vázquez, Mazas, Artiñano…, siendo estos quienes lograron convencer a los arquitectos que existían edificios cuyo derribo no debían consentir, como si carecieran de importancia, para construir en su lugar otros nuevos.

La sensación que transmite esta CPB es que se trata de un organismo creado para defender las decisiones ya tomadas por el Área de Urbanismo y aquellas otras que esté determinado a tomar, pero no para proteger el Patrimonio edificado. Repasando las Actas de la CPB, lo que salta a la vista de inmediato es que la suya no es vía fructífera para la inclusión de nuevos edificios patrimoniales ni para defender arquitecturas que -por la razón que fuere- quedaron excluidas en la elaboración del listado del PGOU en su día, sino más bien para lo contrario, para rebajar de categoría y eliminar protección a los edificios que están «amparados» en el actual PGOU desde su entrada en funcionamiento, esto es, desde 1995.

Que los tres únicos miembros de la CPB no vinculados al Area de Planificación Urbana sean propuestos por el Presidente de la Comisión deja bien claro que no se quieren oír voces disidentes. Además, una de esas voces fue no hace mucho tiempo responsable técnico y después político en esta Área, otra voz está ligada a la Universidad de Deusto y la tercera al Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, que recibe jugosas subvenciones municipales para alguna de sus actividades, como el BIA. Poca discrepancia, seguro. Con todo, la voz del COAVN es la única que suele disentir de la unanimidad oficial.

Causa indudable asombro que, estando presentes en esta CPB casi los mismos técnicos que en 1995 elaboraron el PGOU, se vean ahora en la tesitura de auto-rectificar muchas de las decisiones que tomaron entonces para proteger el Patrimonio: donde entonces se dijo protección nivel B ahora se dice C y donde se decía C ahora se rebaja a D y donde se señaló D ahora se deja pasar como carente de interés. Los intereses inmobiliarios -que no quieren tener barreras ni límites- están detrás de estas auto-rectificaciones.

Me temo que no hay mucho debate en el desarrollo de las sesiones del CPB. Cómo, si no, se entendería el derribo del edificio industrial de José Mª Escuza 4 o la volatilización del inmueble de Cromoduro, o la «okupación» del dique seco de Euskalduna… Con lo que decidan sobre la solicitud de protección en el nivel B del PGOU para la parcela Lersundi-Barraincúa-Heros se retratarán: como instrumento manejable en favor de intereses inmobiliarios privados o como defensores de una ciudad amable para sus residentes y con memoria de los indiscriminados bombardeos sufridos por la población durante la guerra civil, al haber sido la primera ciudad en Europa que los padeció a cargo de la aviación nazi.

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4 comentarios sobre “Comisión del Patrimonio de Bilbao

  1. La Historia de la Protección del Patrimonio Urbano de Bilbao está poblada de graves errores. No hay que comentar más que la horrible actuación al derribar la mitad de los antiguos edificios de la plaza Elíptica, por ejemplo, la Casa Uribe. La plaza central del actual Bilbao podía haber sido un referente de la Historia del Bilbao de la prosperidad debida a su rápida industralización. Y el deterioro sigue. En esta página se han comentado varios ejemplos.

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    1. Hola Lourdes, es verdad lo que dices acerca del importante patrimonio perdido en esta ciudad, pero también habría de recordarse que, sobre todo gracias a la presión ciudadana y a la de los historiadores, se han logrado avances. Queda mucho por hacer aún y cada día se presentan nuevas batallas a las que hacer frente. Lo que resulta más incomprensible es el silencio habitual del Colegio de Arquitectos. Memorable fue su posicionamiento contra el derribo de la Alhóndiga pretendido por la alcaldesa Pilar Careaga a mediados de los años 70, pero desde entonces poco se le ha visto en estas defensas.

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  2. Bueno, por lo que voy viendo la Comisión de Patrimonio del ayuntamiento debiera llamarse Comisión de Demolición, encabezada por el Teniente de alcalde Sr. Abaunza junto a un grupo de arquitectos que sólo deben de tener de arquitectos el nombre. Está al servicio de las inmobiliarias y de sus amiguetes y no sé cómo no hay en el Colegio de Arquitectos nadie que se les pueda enfrentar y denunciar. Yo tengo la experiencia de hablar con uno de esa Comisión sobre las grúas de Vicinay y, lejos de hacer algo, consintió su deterioro pasándose todo por el arco del triunfo. Es vergonzoso lo que están haciendo y que no haya nadie con fuerza suficiente para plantearles cara.

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    1. De acuerdo contigo, por completo. Creo que no podremos esperar mucho de los arquitectos. Están pillados por la necesidad de trabajar y, siendo la Administración pública, el mayor cliente que existe y tienen, mucho me temo que ninguno tirará piedras a su propio tejado, arriesgándose con críticas que les pudieran perjudicar y hacer perder posibles encargos. Vamos a tener que ser los historiadores, de una parte, y los ciudadanos con sensibilidad, de otra, los que afeemos y denunciemos públicamente a los miembros de esa Comisión del Patrimonio de Bilbao sus decisiones. Empezando por hacerles sentir vergüenza a cada uno de ellos, una vergüenza personal, así que tenemos que mencionar sus nombres siempre que proceda. Te invito a que tú mismo digas aquí quién fue el integrante de esa Comisión con el que hablaste y dejó que pasara lo de la grúas de Vicinay. Un saludo.

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