El respeto a la dignidad de un antiguo astillero.

Javier González de Durana

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Uber Advanced Technologies Group, antes y después de la rehabilitación del astillero.

Por desgracia, no va a ser en Bilbao. Lo está siendo en San Francisco (California, EE. UU.), donde cuatro de las antiguas naves de construcción y reparación de barcos que han ocupado históricamente una parte significativa del Muelle 70 en el Union Iron Works District han sido conservadas y reutilizadas como centro de investigación del futuro modo de transporte: el coche autónomo. Así pues, de los buques de navegación del siglo XIX se ha pasado a los vehículos terrestres del siglo XXI en unos mismos espacios arquitectónicos.

Considerado uno de los conjuntos industriales del XIX mejor conservados en el Oeste del país norteamericano, los cuatro pabellones fueron rescatados del abandono negligente en el que estuvieron sumidos durante años. La empresa privada que lo ha hecho posible ha sido Uber Advanced Technologies Group y su visionaria transformación ha merecido ganar el más importante reconocimiento en la sección Adaptative Reuse por parte de World Architecture News (WAN) Awards 2018, entregado en Londres el mes pasado. El estudio de Marcy Wong Donn Logan Architects lo hizo realidad

La transformación ha consistido en utilizar la idea de edificio-dentro-de-edificio para preservar el histórico perímetro de muros de ladrillo al tiempo que se reducía el coste de los equipos de soporte mientras se mantenía el abierto volumen de los elevados espacios interiores. Los espectaculares volúmenes de los pabellones han sido preservados en paralelo a la introducción en ellos de vestíbulos, puentes y escaleras que crean espacios funcionales y actúan como diafragmas internos que soportan las cargas. Salas de conferencias y otras funciones del programa de contenidos son elementos de libre movilidad dentro de los amplios volúmenes.

Los laboratorios, las oficinas, la tienda y la cocina están localizados bajo el nuevo vestíbulo de manera que el centro conserva íntegro su voluminoso espacio, el cual resulta perfecto para actividades sociales y usos compartidos. La iluminación arquitectónica moldea los espacios, define las funciones y destaca los históricos artefactos industriales, como las originales grúas amarillas.

El resultado final configura un establecimiento perfecto para la innovación en el siglo XXI que fue ensalzado por los miembros del jurado de los premios WAN: “Con su estructura visible, el patrimonio industrial y su futuro inserto en el marco del viejo astillero, lo heredado y lo moderno coexisten perfectamente”, aseguraron.

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Uber Advanced Technologies Group.
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Uber Advanced Technologies Group.

El estudio de Marcy Wong Donn Logan Architects ha trabajado anteriormente en otros pabellones de este Muelle 70, como la intervención que realizó para Gusto, una empresa de software de recursos humanos, con criterios similares a los aplicados para la empresa automovilística. La histórica edificación, que una vez sirvió como taller mecánico para destructores militares y submarinos, se encuentra en la misma área de San Francisco que ha venido experimentando una revitalización importante durante los últimos años, por lo que la oportunidad de mudarse a parte de uno de sus edificios más grandes parecía demasiado buena para dejarla pasar.

Marcy Wong Donn Logan Architects supervisó la reutilización de las estructuras en mal estado del Muelle 70 en espacios utilizables, mientras atendía los requisitos exigidos por el Departamento de Patrimonio. También aquí, en el Edificio 113, donde se encuentra Gusto, esos requisitos de respeto a la historia y a la arquitectura llevaron a la empresa a retener, exponer y resaltar las enormes columnas y vigas de acero, al tiempo que se convertía en una seña de identidad corporativa la maquinaria que solía elevar las piezas de un extremo del edificio al otro.

A lo largo del eje central, la altura total del espacio se mantuvo abierta hasta el techo de estructura metálica. Esta área se trata como un salón masivo, con sofás y áreas de escritorio para que los empleados lo usen, bien para trabajar o bien para tener reuniones informales.

Un marco estructural secundario se colocó detrás de los soportes originales para crear niveles intermedios en cada lado. En las esquinas opuestas, dos escaleras negras mínimas brindan acceso a los pisos superiores y crean un fuerte contraste con los acabados industriales.

Los espacios de oficinas y salas de reuniones se encuentran debajo, dejando el nivel superior abierto para más espacios de salones, oficinas, biblioteca, mesas de trabajo compartido, zonas de descanso…. Esos espacios aprovechan las grandes ventanas en forma de arco y el ladrillo visto. En la entrada frontal, los paneles de vidrio se extienden de piso a techo para mostrar la escala de la estructura.

Vamos, exactamente igual a como lo hicimos nosotros con los astilleros de Euskalduna, los cuales no sólo pareció bien derribarlos en su día, sino que ahora en los pocos restos de diques secos que aún perviven se quiere llevar a cabo una mamarrachada.

¡Señor alcalde de Bilbao, a ver si nos fijamos en aquellos que hacen las cosas bien de verdad!

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Gusto, Edificio 113.
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Gusto, Edificio 113.
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Gusto, Edificio 113.
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Gusto, Edificio 113.

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