Javier González de Durana

Esta es una historia que, para ser entendida, viaja del presente al pasado.
En cumplimiento de las previsiones del Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco, el 19 de octubre pasado se dio a conocer el resultado de la licitación para adjudicar la construcción de la segunda de las siete torres proyectadas sobre los terrenos de la antigua fábrica de Santa Ana de Bolueta.
La primera torre está casi acabada y se calcula que a lo largo del primer semestre del 2018 empezarán a entrar los residentes. Este primer bloque, financiado por la sociedad pública Visesa, dependiente del mencionado Departamento, consta de 171 viviendas: 108 de protección oficial para venta y 63 viviendas de alquiler social. Se ha puesto mucho énfasis en el hecho de que esta torre será el edificio más alto del mundo (88 metros para 28 plantas) con certificación del Passivhaus Institute de Darmstadt. El “passivhaus” es un modelo de eficiencia energética basado en cinco ejes: aislamiento térmico, control de puentes térmicos, hermetismo al paso del aire en cada vivienda, carpinterías de altas prestaciones, y ventilación mecánica con recuperación de calor de alta eficiencia. Con ello se puede reducir hasta un 70 % la demanda de calefacción de las viviendas del bloque, convirtiéndolo en un edificio de consumo energético casi nulo.
El segundo bloque, de 190 viviendas a precio tasado y torre de 21 plantas, también promovido por Visesa, sin embargo, tuvo un arranque algo complicado. A finales del pasado mes de febrero Visesa anunciaba que, a la vista de los datos existentes sobre la mesa de contratación, aparcaba su construcción debido a que la insuficiente demanda de pisos de ese tipo no lo justificaba. Sin embargo, tres meses después, en mayo, sacó a licitación el levantamiento de este segundo bloque-torre, con la idea de que en el transcurso de cinco meses se llevase a cabo el concurso público, la presentación de ofertas y la adjudicación, más la intención de que los trabajos comenzasen antes de concluir el presente año. Así ha sido.
La licitación de mayo trajo una novedad, en cuanto al tipo de alojamiento, consistente en que las 190 viviendas pasaban de ser de “precio tasado” a serlo de “protección oficial”, lo que significa que de tener unos precios que, orientativamente, iban desde los 145.000 € a los 190.000 €, dependiendo del número de habitaciones, pasaban a tener precios más bajos. La causa: el desinterés del mercado inmobiliario por las viviendas de precio libre debido a la crisis y a la construcción de muchos proyectos en régimen de cooperativa.
Esa falta de demanda suficiente en febrero quizás hizo temer a los responsables de Visesa que el objetivo marcado de 1.100 viviendas (en su mayoría de protección oficial) para ese solar era excesivo. Si lo pensaron, no lo dijeron. Si, caso de pensarlo, seguían con igual temor en mayo, cuando se animaron a licitar la construcción de la segunda torre, quizás creyeron que con el cambio del tipo de alojamiento se propiciaría una mayor demanda. Vamos a verlo, ojalá acierten.
El hecho es que sobre una superficie de 76.769 metros cuadrados (trece campos de fútbol, para entendernos) se prevé construir siete edificios que acogerán 1.100 viviendas. ¿Es esto razonable? El número de viviendas por hectárea que sale de esta edificabilidad es de 143’25. El ranking de viviendas por hectárea sobre suelo urbano en Euskadi es éste:
- Portugalete: 189 viviendas/hectárea.
- Ermua: 179
- Santurtzi: 169
- Eibar: 161
- Trapagaran: 159
- Sestao: 154
- Pasaia: 148
- Basauri: 142
- Bermeo: 141
- Bilbao: 129
Teniendo en cuenta esos datos, resulta que esta zona nueva de Bolueta se situará entre las altas densidades de Pasaia y Basauri, incluso por encima de la media del propio Bilbao. Esta densidad es reconocida como “elevada” por la Viceconsejería de Planificación Territorial del Gobierno Vasco y, a pesar de ello, se piensa que generará “una mayor cohesión social, más seguridad y mejor calidad de vida”, como consecuencia de “una más intensa vida urbana”. No obstante, esta afirmación podría discutirse a fondo mostrando no pocos ejemplos en sentido contrario. En todo caso, ¿es ese argumento de cohesión, seguridad y calidad el que sostuvo en su día la decisión de ubicar aquí 1.100 viviendas o es más bien lo que se arguye ahora al tener que lidiar con un plan urbanístico que se ideó el año 2004, en una época bien distinta de la actual?

Veamos. La construcción del primer rascacielos ha corrido a cargo de Construcciones Sukia y el diseño tanto de ésta como de la segunda torre es del estudio Varquitectos, de Pamplona, dirigido por Germán Velázquez. Construcciones Sukia levantará también el segundo bloque-torre, al haber ganado la licitación, lo cual es lógico ya que los aparcamientos subterráneos de ambos bloques forman una sola pieza que realizó Sukia. Curiosamente, al consultar las webs de Varquitectos y Construcciones Sukia la información que ofrecen sobre estas viviendas de Bolueta es casi nula, tan sólo unas pocas imágenes.
El acabado exterior del edificio ya construido responde a una piel texturada en base de planchas negras de aluminio que se van posicionando sobre el cierre exterior de obra con dos ligeras inclinaciones, respecto al plano de la fachada, que se van alternando. Ello da lugar a una forma en V al encuentro de cada dos planchas, hacia afuera y hacia adentro, dispuestas en estrechas secciones verticales y procurando que los picos de las V no siempre coincidan en dos secciones colindantes. De tal urdimbre deriva una piel semi-despegada del cierre hidrófugo del edificio y genera esa dermis rugosa, eficaz como revestimiento final, ofreciendo una dispersa vibración de brillos por las superficies según el modo en que la luz rebota sobre las centenares de planchas en suave zigzagueo. La idea es interesante porque elimina dureza al rotundo y metálico bloque negro. Naturalmente, la sofisticación térmico-constructiva se halla detrás de esta oscura piel.

En todo caso, constructora y estudio de arquitectura están sometidos al planeamiento urbanístico previsto para el lugar, que surgió de un concurso -con consulta ciudadana en la que participaron 12.000 personas- y ganó la ingeniería Idom, un plan que llegó a los tribunales por supuesto pelotazo y cuya denuncia fue archivada por la Fiscalía.
El plan de Idom es interesante por muchos motivos. Se trata de un diseño en el que los siete edificios se despliegan en abanico, abriéndose hacia el río, que discurre al sur de los mismos. Cinco de los siete edificios, estrechos y largos bloques, tienen uno de sus extremos rematado con una torre de entre 65 y 90 metros de altura, estando libres de esas alturas los bloques tres y cinco. Algunas torres están en la parte delantera del edificio y otras, en la trasera. Además de ese despliegue en abanico -como los dedos de una mano extendida-, los bloques tienen un pequeño quiebro en planta, lo cual, unido a las diferentes posiciones de las torres, otorga al conjunto un aspecto dinámico y de desarrollo irregular en los espacios-calle comprendidos entre ellos. El resultado es una especie de pintoresquismo volumétrico que no carece de encanto.

Sin embargo, aunque el diseño urbanístico posee un valor, el peso gravitacional de la cuestión reside en el número de viviendas fijado para el solar, 1.100 viviendas, algo que el diseñador urbanista no decide, sino que lo hace el político. Y esa cifra la estableció el Departamento dirigido en 2004 por Javier Madrazo (Ezker Batua – Izquierda Unida), como Consejero de Vivienda y Asuntos Sociales entre 2001 y 2009. ¿No estaría esta previsión de viviendas sobredimensionada por el espejismo inmobiliario de aquellos años?
La denuncia por “pelotazo” carecía de base, pero la desmesurada edificabilidad alimentó la sospecha, sobre todo en una época en que la burbuja sectorial causaba estragos por todo el territorio. No hubo causa para la denuncia, pero la edificabilidad era desorbitada, en particular para un emplazamiento que partía de cero.
Además, hay que tener en cuenta que el Distrito 4 de Bilbao, formado por los barrios de Santutxu, Begoña y Bolueta, el menos extenso de toda la ciudad, cuenta con la mayor media de habitantes por kilómetro cuadrado de la villa: 24.310, una cifra que lo sitúa muy por delante de los demás distritos. De los tres barrios, Santutxu es con diferencia el núcleo con mayor densidad, uno de los más elevados de Europa y ocho veces más que Bolueta. Pues bien, el objetivo de los impulsores institucionales del plan urbanístico en 2004, en vez de mantener su baja densidad o incrementarla en algo, parece que fue el de equiparar Bolueta a su superpoblado barrio vecino. En cuanto a la densidad de viviendas, el Distrito 4 se halla en 107’22 viviendas/hectárea, Véase que con este plan Bolueta se iría a las 143’25. ¿Era necesario en 2004?, ¿lo es ahora?
Volvemos al principio. El hecho de subrayar la importancia del sistema “passivhaus” da la impresión de que, al margen de sus múltiples bondades, quiere desviar la atención de la realidad desmesurada que ofrece el planeamiento con el que los actuales responsables del Departamento del Gobierno Vasco se ven obligados a trabajar.
El viernes pasado, 24 de noviembre, asistí en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid a la charla que el arquitecto Germán Velázquez ofreció sobre las ventajas el sistema «passivhaus» y las dificultades que él y su equipo están teniendo que vencer en un edificio de esas dimensiones. Fue interesante porque la experiencia es pionera. Naturalmente, se abstuvo de mencionar el plan urbanístico. Él fue a hablar de su edificio, en concreto de su eficiencia energética, y no salió de ahí. Era lógico; estuve a punto de preguntarle por su opinión acerca del numero de viviendas previstas, pero no me pareció el lugar, tratándose de una jornada en la que fabricantes de ventanas presentaban sus productos y materiales.
Por último. Uno de los valores que ofrece la explicación institucional de este plan de actuación es la «liberación de suelos sobre-explotados por la industria» con «usos e instalaciones obsoletas», lo que supone la «transformación del territorio» mediante la «demolición de edificios e instalaciones» que pertenecieron a la fábrica Santa Ana de Bolueta. Pues no se yo… Como único vestigio que recuerde ese glorioso pasado industrial (aquí estuvo el primer alto horno de Bizkaia, erigido en 1848) sólo queda la chimenea de ladrillo de la Electra, construida en 1897 junto al Puente Nuevo… y nada más. Me habría gustado que algún pabellón, reutilizado con fines sociales, hubiese permanecido como memoria edificada para recordar a los miles de obreros que trabajaron en esas instalaciones, pero, en fin, un Consejero del Partido Comunista de Euskadi decidió que no fuera así. Paradojas de la vida cotidiana.


![Bolueta-Fundicion-Santa-Ana-1964-R[1]](https://arquilecturacom.files.wordpress.com/2017/11/bolueta-fundicion-santa-ana-1964-r1.jpg)
Ese diseño exterior recuerda muchísimo al edificio de Dominique Perrault, DC Tower, construido en Viena en 2010-13.
https://www.designboom.com/architecture/dc-tower-by-dominique-perrault-rises-above-vienna-as-austrias-tallest-building-02-27-2014/
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El asunto de la Torre de Bolueta está en el Supremo según publica El Correo con fecha 15 de enero de 2018. Se han comprado unos pisos que igual… no se van a poder inscribir en el registro de la propietad porque igual los embarga el propietario del terreno sobre el que se han edificado las viviendas, si el Tribunal Supremo le da la razón.
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Nota muy interesante. Gracias
Me hubiera gustado recibir más análisis de la experiencia y comportamiento del sistema » passivhaus»
Tal vez esa posibilidad de análisis la da el transcurso del tiempo.
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