Luis Paret y Alcázar, «por el bien público»

/ Javier González de Durana /

Traza original de Luis Paret, con alzado y planta, de la fuente que hoy se encuentra en Atxuri, pero que fue instalada originalmente junto al mercado de la Plaza Vieja y cerca de la rampa del muelle de su ribera. La ejecución del diseño corrió a cargo de los maestros en arquitectura e ingeniería hidráulica Ignacio de Albiz y Juan de Iturburu, los cuales fueron oficialmente felicitados y remunerados con una especial gratificación.

Son varias las consecuencias positivas que se derivarán de la exposición de pinturas, dibujos y grabados realizados por Luis Paret y Alcázar durante los años de residencia en Bilbao que serán expuestos en el Museo de Bellas Artes y en el Museo de Arte Sacro, de Bilbao, a partir del próximo mes de junio. Una de ellas es que la maltratada fuente ubicada actualmente en un muro cercano al antiguo hospital civil de Atxuri (hoy Escuela de Formación Profesional) está siendo restaurada por las manos expertas y sensibles de un equipo que, al contrario de otras que antes intervinieron sin criterio en este monumento público, le devolverá la alta dignidad que le corresponde y merece.

La oportunidad es perfecta para reintegrar elementos ornamentales perdidos y dañados, así como para limpiarla de suciedades acumuladas por el tiempo. Es lo que se está realizando, pero no debería perderse de vista que tan sólo ese plan de actuación deja fuera otras acciones necesarias de cara a recuperar parte de la imagen original de tuvo. La integridad de aquella imagen es imposible y nadie lo pretende.

La fuente estuvo ubicada inicialmente cerca del puente de San Antón cuando este discurría por su trazado medieval, esto es, por delante de la Iglesia del mismo nombre, y su función en ese punto era suministrar agua tanto al vecindario cercano y al mercado que se desplegaba en la ribereña Plaza Vieja como a las embarcaciones que atracaban en ese tramo de la ría. El punto exacto de su emplazamiento no está claro, pues ninguna fotografía de ese espacio urbano tomada durante el siglo XIX permite vislumbrarla. Lo lógico es que se situara junto a la rampa del muelle que comunicaba la plaza con los barcos, pues tal punto era el más cómodo para mercaderes y navegantes, pero no está claro.

Plaza Vieja de Bilbao antes del derribo del Ayuntamiento, en el centro, y la demolición del puente, cuyo desembarco en la orilla se aprecia a la derecha. Abajo a la izquierda se observa un alargado tinglado que termina en un grueso y aislado muro, justo donde empieza a descender la rampa del muelle. Ese pudo ser el punto en el que estuvo instalada la fuente.
Otra perspectiva de la Plaza Vieja con el largo tinglado a la derecha y que parece acabar en un elemento vertical rematado con una esfera o algo similar.

Lo que sabemos es que una riada ocurrida en 1801 dañó severamente la monumental fuente y que el arquitecto Agustín de Humaran la reparó, repuso elementos perdidos y reubicó otros, introduciendo algunas novedades que seguían la estilística de Paret. Es muy probable que el remate escultórico (un coronado escudo de la villa sostenido por un angelillo o genio y una cornucopia de la abundancia que derrama guirnaldas florales, palmas y frutos) se perdiera entonces y que fuese sustituido por la actual piña, la cual procede de uno de los pedículos que rodeaban el espacio previo a la fuente, formalizando un cercado de pilares bajos y cadenas de hierro. Estos pedículos estaban rematados con piñas, una de las cuales pudo ser rescatada tras la avalancha de agua y puesta en lugar del conjunto escultórico que no soportó el ímpetu de la ría.

La fuente continuó en ese punto de la Plaza Vieja hasta que a finales del XIX o principios del XX, con motivo de la previa demolición del puente histórico y la construcción del nuevo viaducto por detrás de la Iglesia, se decidió trasladarla a la inmediación del cercano -pero menos visible- hospital neoclásico de Atxuri, obra global del arquitecto Gabriel Benito de Orbegozo a la que el también arquitecto Silvestre Pérez aportó el diseño de fachada. Estos movimientos de ubicación fueron eludidas por Alfonso de Andrés Morales y Alberyo Santana Ezquerra en «La fuente de Paret en Atxuri (Bilbao). Sus cambios de imagen y emplazamiento».

Esta suma de usos, accidentes y traslados tuvo su repercusión en el físico de la fuente y, por tanto, no es posible recuperar su integridad y, si lo fuera, tampoco resultaría deseable, pues el tiempo también es un arquitecto que deja los efectos de su mano sobre las construcciones humanas. El hecho de conservar las trazas originales de Paret no resolvería, en todo caso, las dudas que una hipotética restauración integral plantearía, pues se desprende con claridad que algunas de las ideas plasmadas en el proyecto no se llegaron a materializar o, al menos, no se han transmitido hasta hoy con lo que no se puede afirmar que todo lo diseñado por Paret fue exacta y minuciosamente todo lo ejecutado.

Enfrentado el Ayuntamiento ahora a la tarea de recuperarla en lo posible, habría que empezar por eliminar los daños realizados por el propio Ayuntamiento o una empresa municipal hace 25-30 años. Algún daño es irreversible, como la desfiguración de las letras de la inscripción conmemorativa sobre el mármol blanco: «REINANDO / CARLOS III / LA N. VILLA / DE BILBAO / POR EL BIEN PUBLICO / AÑO DE / MDCCCLXXXV». En aquel momento estas letras, perfectamente delineadas en su talla, padecieron una erosión por limpieza con proyección de abrasivos sin control que causó la desfiguración del texto. Error imperdonable. No tiene remedio.

Leyenda erosionada por la aplicación abrasivos a alta presión. Tallada en la pilastra semicircular que constituye el cuerpo central de mármol blanco, éste combina en otras parte del monumento con mármoles jaspeados procedentes de Azpeitia y pulimentados por los canteros Ignacio de Artamendi, José de Iparraguirre y Juan Francisco de Lapazaran. En la guirnalda de hierro, a la derecha, se pueden observar las pérdidas que, por fortuna, pueden ser replicadas a partir de las existentes, a la izquierda.

Lo que, en cambio, sí se puede enmendar son algunas cuestiones que planteo, modestamente, a modo de sugerencias.

Se podría rebajar unos centímetros el relleno de la pileta para que, al menos, insinúe cuál fue la forma y extensión del depósito que recogía el agua de los tres caños; este relleno, totalmente postizo y tardío, se hizo a costa de anular los dos caños laterales y de insertar un tosco cajetín calado metálico en el centro para desagüe del caño central en funcionamiento; el objetivo del relleno era evitar que la alberca se convirtiera en un pozo de residuos y basuras, pero rebajándolo sólo unos centímetros ese riesgo queda sorteado también y el perfil interior del borde de la pileta mostraría su traza, recorrido y sombra sobre el recuerdo del hueco original.

También sería muy conveniente la eliminación de los dos agregados laterales, uno cóncavo y otro convexo, que con la misma altura que la superficie de la pileta desfiguran por completo la base del conjunto, ampliándola inútilmente; estando realizados estos anexos con unas notables losas de mármol blanco, se podrían reutilizar para construir con ellas un escaño corrido a ambos lados de la fuente, como queda insinuado en el extremo izquierdo que en su día existió.

Finalmente, resultaría más que conveniente la reubicación de las placas del callejero y la explicativa del monumento a otro punto del muro, puesto que se encuentran justo en el único paño de sillería histórica que se conserva a la vista junto a la fuente; esos sillares deberían ser delicadamente restaurados y puestos en valor; también se debería intentar la recuperación de todo ese muro que recuerdo bastante mestizo de materiales; con la fatal intervención municipal de hace un cuarto de siglo quedó oculto tras un mal cubrimiento de falsa sillería que, para colmo, está recercado por una gruesa cenefa que, justamente, ¡mira por dónde!, discurre por detrás de la piña-remate superior, interceptando la visión diáfana de la fuente. Hay que tener mala cabeza… Ya puestos a señalar…, el diseño del suelo con adoquines oscuros y franjas radiales claras podría haber respetado una simple simetría, pero tampoco…

Los elementos decorativos en hierro fueron fundidos por José de Ballerna.

Post scriptum del 31 de mayo de 2021. Gracias al fantástico archivo de imágenes fotográficas de Joseba Villanueva, quien me ha facilitado las que muestro a continuación, se ha podido demostrar lo siguiente:

1.- que la fuente estuvo originariamente junto a la rampa del muelle, cerca de los puestos del mercado y como a unos 5 metros del puente viejo de San Antón,

2.- que tras el derribo del puente viejo la fuente fue trasladada al muro Sur de la iglesia de San Antón, lo cual debió de suceder en algún momento de las décadas de los años 80 o 90 del siglo XIX, existiendo un par de fotos que documentan esta ubicación,

3.- que desde esta posición fue trasladada a las inmediaciones del hospital de Atxuri a finales del XIX o principios del XX, contándose con una fotografía en la que se ve el muro al que se adosaría sin la fuente aún.

Posición de la fuente, entre el puente y la «plaza mayor», dando la trasera al curso de la ría señalado por la flecha. Fragmento tomado de un plano de mayores dimensiones elaborado en 1799.
Sin embargo, en este fragmento ampliado de una fotografía de Charles Monney (1874) la fuente se ve adosada al muro de la bajante del puente. ¿Cambió de posición?
Fachada Sur de San Antón sin la fuente aún.
En esta fotografía parcial de la fachada Sur, la fuente ya se ve instalada.
Fuente de Paret adosada a la fachada Sur de la iglesia (circa 1902-10)
Muro junto al hospital de Atxuri sin la fuente todavía (circa 1902-10).

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