Plaza del Ensanche: dudas y sombras

/ Javier González de Durana /

Infografía del diseño de la plaza tal como se prevé que quede.

Las obras del aparcamiento subterráneo en la Plaza del Ensanche llevan más de un año en ejecución y, al parecer, según se ha asegurado desde el Ayuntamiento, se prolongarán hasta bien entrado el año próximo. Los vecinos y comerciantes del entorno inmediato han creado una plataforma mediante la que expresan sus dudas, quejas y expectativas acerca de unos trabajos que han alterado su vida cotidiana hasta convertirla en una molestia continuada de ruidos, vibraciones, cortes de calles, supresión de aceras, polvo en suspensión, presencia de casetas y vallas… que son asumidas con resignada paciencia. Nadie cuestiona que el anterior aparcamiento se había quedado anticuado y disfuncional, nadie niega que la nueva obra mejorará la ciudad en esa zona al peatonalizar algunos tramos de calle y absorber vehículos de la superficie, 210 más que la anterior capacidad hasta llegar a los 522 estacionamientos…, sin embargo, las dudas envuelven el diseño que se ha previsto dar a la plaza que cubrirá el aparcamiento.

Ese lugar fue durante sus primeras décadas de vida, años 50, 60 y parte de los 70, un espacio ajardinado acogedor y seguro, donde los niños y las niñas del barrio jugaban protegidos del tráfico circundante gracias a un elegante y encantador diseño surgido de la colaboración entre el arquitecto municipal Germán Aguirre, autor del colindante mercado, y José Luis Salinas Sanz, encargado de los viveros municipales, arquitecto paisajista de parques y jardines formado en Holanda, dibujante, pintor, cartelista y diseñador, en suma, un artista; suya fue la idea de rehundir el terreno tanto en la primitiva Plaza del Ensanche como en la Plaza Elíptica. A mediados de los años 70, con la construcción del aparcamiento subterráneo, ese espacio urbano quedó profundamente alterado y las virtudes del anterior jardín se perdieron sin que el nuevo diseño aportara otros valores: dureza y desolación definieron el lugar durante las décadas siguientes. La esperanza actual se alimenta con la idea de recuperar la calidad que un espacio tan central del Ensanche bilbaíno debe tener en concordancia con la notable factura e historia de las arquitecturas que la envuelven.

Como es lógico, el nuevo diseño de la plaza deberá tener en cuenta circunstancias que hasta hace poco tiempo no eran consideradas, como son las referidas al cambio climático. La Concejala de Movilidad y Sostenibilidad en Ayuntamiento de Bilbao, Nora Abete, responsable de la ejecución de esta obra, indicaba en una nota informativa que para el diseño de la plaza «se han analizado múltiples variables mediambientales, entre ellas un estudio bioclimático que incluye un análisis de soleamiento y estrategias para la reducción del efecto isla de calor», en paralelo a tener en consideración «otras variables de funcionalidad del espacio con el fin de optimizar las condiciones de uso para la ciudadanía. De esta forma se crearán espacios con abundante arbolado (se trasplantarán los que están actualmente y se añadirán numerosos ejemplares más) así como amplias zonas de esparcimiento. La plaza ganará el espacio en el vial oeste, que actualmente es de uso para el tráfico rodado y acera”. Suena bonito y son deseables esos objetivos, pero no menciona el amplio umbráculo central, un techado que invadirá gran parte del espacio que quede libre en la plaza, teniendo en cuenta que habrá otros dos techados más para cubrir los ascensores del aparcamiento. ¿Se refiere a ellos cuando la concejala habla de «otras variables de funcionalidad«? ¿Un parasol de elementos rígidos es la mejor solución encontrada después de analizar «múltiples variables medioambientales«?

El umbráculo central es muy discutible y debería ser sustituido por la sombra más natural y ecológica existente, la de los árboles. La excusa de que no habría tierra suficiente para el desarrollo de sus raíces no sirve, pues la solución es aportar sobre el encofrado del techo de la última planta del aparcamiento un espacio suficiente para contener la tierra necesaria que posibilite el crecimiento sano de las especies arbóreas. Se habla de cuidado medioambiental, pero se introducen metales y piedras, renunciando a que toda la superficie ofrezca la orgánica solución de tierra y árboles. ¿No es muy contradictorio? En definitiva, ¿qué sucede si la ciudadanía no está de acuerdo con las soluciones concretas propuestas para lograr «optimizar las condiciones de uso para la ciudadanía«? Por otra parte, ¿quién está encargado de ese diseño? ¿qué cualificación posee? Veamos.

Las obras las está llevando a cabo una UTE formada por Viuda de Sainz, Construcciones Fhimasa y Urbhaus Lean Services. No obstante la carga de trabajo está repartida de manera desigual: Viuda de Sainz se encarga del 95% de la obra, Fhimasa, del 3% y Urbhaus, del 2%. La oferta de esta UTE fue inicialmente rechazada por «anormal o desproporcionada«, pero tras una revisión volvió a ser admitida para terminar ganando la adjudicación sobre otras dos ofertas, las de Amenabar y Cycasa Interparking-Comsa, que planteaban costes más bajos. Sea como fuere, lo que queda claro es que Viuda de Sainz se encarga de la excavación y la construcción de la estructura-aparcamiento subterránea, mientras que las otras dos se limitarán a la superficie y el acabado externo final. Si se tiene en cuenta que el coste total de la obra es de 18.000.000 €, esto significa que, aproximadamente, Viuda de Sainz asume 17.100.000 €, Fhimasa, 540.000 € y Urbhaus, 360.000 €.

Al consultar las webs de estas empresas unidas en la UTE se comprueba que Viuda de Sainz no la incluye entre sus obras en ejecución, ni como obra civil ni como obra especial, que Urbhaus sí la incluye, pero no muestra ningún dato, textual o visual, sobre ella y que Fhimasa tampoco la menciona.

Infografía de la sección longitudinal del aparcamiento y plaza.

Así que el diseño final parece estar en manos de Fhimasa o de Urbhaus, si bien durante una reciente reunión de algunos vecinos con Nora Abete estos no pudieron llegar a saber con exactitud a quién corresponde la autoría. Durante esta reunión entregaron a la concejala un informe en el que le trasladaban sus críticas y aspiraciones que ella recibió y escuchó…, a ver qué más hace. En todo caso, parece bastante claro que es Fhimasa quien se encargará del diseño. Durante el pasado 2024 Urbhaus apenas realizó un par de pequeñas operaciones para el Ayuntamiento centradas en la instalación de vallas de protección para pasarelas peatonales que no superaron los 45.000 €. Sin embargo, Fhimasa, especializada en urbanismo, obra civil y canalización de redes, contrató durante aquellos doce meses hasta dieciocho trabajos que iban desde la reurbanización de calles, renovación de pavimentos y ampliación de aceras hasta la instalación de tuberías, fuentes públicas, pistas de skate y cubiertas de escenarios, rozando los 1.500.000 € en algún caso concreto. Son los especialistas en este tipo de obras en superficie, pero no se deduce de ello que sean también los autores del diseño, aunque quizás sí…

Algo inquietante en el caso de Fhimasa es que en su web se muestren «orgullosos» de alguna operación de triste recuerdo, como fue el derribo de los pabellones de la fábrica Echevarría, HEVA, en Begoña: «En el solar en el que se ubicaba la fábrica de Etxebarría, FHIMASA urbanizó el actual parque procediendo previamente a la demolición de todas sus instalaciones… salvo una: la chimenea que aún preside esta famosa zona de recreo bilbaína (“la dejamos en pie para que respire el césped”)» proclama. Está claro que se derribaron los pabellones por orden municipal, no por voluntad de Fhimasa, que tan sólo había sido contratada para ejecutarlo, pero aquella pérdida patrimonial de la historia de Bilbao, cuya conservación parcial podía haberse hecho compatible con su reconversión en parque, no es algo como para ir exhibiéndola. La triste broma de decir que se conservaba la chimenea no por su valor constructivo y simbólico, sino por un motivo sin sustancia, tampoco es muy edificante. De ahí viene la inquietud…

En fin, no es cuestión de plantear aquí todas las críticas del vecindario al proyecto (bancos corridos sin respaldo, pérgolas de acero, piedra y madera…). Nora Abete ya las conoce. Lo importante en una sociedad que se dice dialogante es que los responsables públicos no crean que cumplen con la ciudadanía tan sólo con reuniones de escucha y olvido. Sobre todo, es intercambiar opiniones y, tras ello, modificar los planes de unos y las aspiraciones de otros hasta llegar a un punto de común acuerdo entre las partes afectadas. Esto es lo que falta todavía y mientras tal situación perdure existirán más que dudas razonables acerca de la idoneidad de este diseño. También falta un José Luis Salinas Sanz, claro.

Infografía que muestra la planta de la plaza tal como el diseño prevé que quedará.

2 comentarios sobre “Plaza del Ensanche: dudas y sombras

  1. Espléndida reflexión que debería hacer pensar a las autoridades municipales de Bilbao para no incurrir en la desafección ciudadana como en el desastroso caso de la parcela de la antigua Escuela de Magisterio- BAM de Abando

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