Javier González de Durana
El pasado 5 de diciembre se hizo público que el American Institute of Architecture (AIA) concedía su Gold Medal 2019, el más alto reconocimiento que otorga anualmente, al italo-británico Richard Rogers, por ser uno de esos profesionales “cuyo trabajo ha tenido una perdurable influencia en la teoría y la práctica de la arquitectura”. No es necesario recordar aquí la trayectoria de Rogers ni los muchos méritos y reconocimientos que ha recibido a lo largo de su vida, pero sí quiero mencionar las palabras con las que su antiguo compañero, Renzo Piano, apoyó su nominación para este premio: “Richard Rogers es un amigo, un compañero de aventuras y vida. También ocurre que es un gran arquitecto, y mucho más que eso. Es un urbanista atraído por la complejidad de las ciudades y la fragilidad de la tierra, un humanista con curiosidad hacia todo (del arte a la música, la gente, las comunidades, la comida), un incansable explorador del mundo. Y hay una cosa más que él podría ser: un poeta”. Dice Piano que “podría ser” y me hace gracia el uso del tiempo verbal condicional porque parece insinuar que no es posible ser poético haciendo arquitectura o, al menos, que Rogers no le parece que lo sea. Una broma entre amigos.
Naturalmente, este premio es el reconocimiento a toda una carrera en la que existen hitos tan memorables como el Centre Georges Pompidou (1977), la Terminal T4 del aeropuerto de Barajas (2005), el BBVA Bancomer Tower de México (2016) o el 3 World Trade Center de Nueva York (2018).
Para un bilbaíno resulta más que interesante el hecho de que Rogers haya recibido semejante honor el mismo año en que su estudio ha sido encargado de diseñar una elevada torre de viviendas en esta ciudad, concretamente, la quinta torre sobre los antiguos terrenos del cuartel de Garellano. No es que pensara que esta torre bilbaína habría influido en la concesión del premio porque la cartera de encargos de Rogers Stirk Harbour + Partners (RSH+P, actual nombre de su estudio) es enorme y está repartida por todo el planeta con toda clase de complejas construcciones que superan las dificultades de una torre de viviendas por mucho que, con sus 119 metros y 36 plantas, vaya a ser el edificio residencial más elevado del País Vasco una vez esté concluida, pero, queriendo constatar la relevancia que el propio arquitecto le concede a su torre bilbaína, he ido a consultar su página web y comprobar qué dice al respecto.
¡Sorpresa! La extensa lista de trabajos en los que está ocupado su estudio en los momentos actuales no incluye esta torre. Rogers ha trabajado en España en diversas ocasiones y no sólo con motivo de la Terminal T4 (1997-2005). También realizó la Bodega Protos, en Peñafiel (2004-2008), el Plan Director del Tren de Alta Velocidad, en Valladolid (2005-2014), el Campus Palmas Altas, en Sevilla (2005-2009), el Hotel Hesperia, en Barcelona (1999-2006), y el ParcBIT, en Palma, y tiene en marcha desde 2017 el proyecto urbanístico Madrid Nuevo Norte, en los terrenos de la antigua playa de vías de la estación de Chamartín.
Si todos los trabajos realizados o en curso de ejecución por parte de RSH+P en España aparecen minuciosamente reseñados y descritos, hay motivos para preguntarse por qué la torre de Garellano no está incluida en el listado. ¿Es un trabajo menor para su estudio? ¿No encuentran en él motivos para sentirse orgullosos de lo que van a hacer?
Cuando a finales del pasado mes de marzo, el alcalde de Bilbao presentó el proyecto a los medios de comunicación, Rogers no vino, pero sí lo hizo Simon Smithson, uno de los trece socios que el estudio tiene ahora y que se encargará, como “project partner”, de levantar la torre. Habitualmente Smithson, jefe de su oficina en España, es el responsable de desarrollar los proyectos que el estudio recibe aquí. La foto de Aburto con Smithson no resultó tan lucida como hubiera sido si Rogers se hubiese acercado a Bilbao. ¿Por qué no lo hizo? ¿por qué Rogers, quien ya vino a Bilbao en diciembre de 2004 para dar una simple conferencia sobre su trayectoria, no presentó su proyecto en persona?
Debe recordarse que RSH+P fue en 2009 el ganador del concurso restringido convocado por Bilbao Ría 2000 en el Concurso de Ideas para la elaboración y diseño de la ordenación pormenorizada de los casi 60.000 metros cuadrados del enorme solar de Garellano. Este concurso tampoco aparece en el listado de logros señalados por la web del estudio británico. ¿Cómo es posible que en ese listado sí figuren otros planes urbanísticos y no éste? ¿cómo se entiende que una ciudad que se presenta como ejemplo mundial de renovación urbanística (soi-dissant) no sea mencionada en la nómina de logros de un arquitecto que supuestamente ha contribuido a esa renovación? Quizás RSH+P pensó que, tras ganar el concurso de urbanización, se le encargarían los proyectos de construcción derivados o que se les encomendaría el diseño de algún edificio público o privado en la zona más lustrosa de Bilbao, dado que Garellano, evidentemente, no lo es.
Esto no fue así, ni una cosa ni otra, y tan sólo se consignó que la quinta y última torre concebida por Rogers para el hiper-denso Garellano futuro le sería encargada siempre que el comprador del terreno quisiera contratarle y que, caso de no quererlo, bastaría indemnizarle con una pequeña suma de dinero. Seguramente la posible atribución de este resto -quinta torre- a Rogers no debió de agradarle al considerarlo algo así como un encargo de consolación, además de ver su torre como un bicho raro al lado de las cuatro anodinas y asépticas torres colindantes o como la guinda bonita de un pastel cocinado con muy pocas ganas.
Inflada de viviendas VPO esa área por una decisión política de la época (Ezker Batua-Izquierda Unida) y necesitada Bilbao Ría 2000 de vender el suelo a buen precio para pagar las obras que entonces acometía en otros puntos de la ciudad, que los números salieran bien dependía de atribuir a la zona esa desorbitada densidad edificatoria. De ahí las elevadísimas torres. Finalmente, el adjudicatario del terreno para la quinta torre, Grupo Arrasate, decidió contar con RSH+P para el diseño.
Al lado de las cuatro torres que preceden a la quinta de Rogers, la suya, desde luego, va a parecer un dechado de originalidad y buen gusto tanto por materiales como por diseño, e incluso, al lado de la pesada y monótona reiteración del rayado blanco, resultará la más liviana a pesar de ser la más elevada. No obstante, debemos recordar que justo en esta torre todas las viviendas serán de precio libre, o sea, definitivamente bastante más caras que las otras previas. No obstante, comparando el aspecto que le auguran con el que muestran otras torres que RSH+P está levantando en diferentes lugares (Battersea-Londres, Ningbo-China, One Park Taipei-China…) se observa con claridad que todas responden a conceptos muy similares. Por supuesto, el estudio tiene recursos más que suficientes para presentar variantes formales en cada lugar. No tira de repertorio.
La cuestión que nos planteamos es cómo se debe entender esta ausencia de Bilbao en la lista de méritos en la web profesional de Rogers: ¿olvido o indiferencia? ¿desafección o enfado? ¿quizás vergüenza?
Un último asunto. La Fundación Mies Van der Rohe y la Comisión Europea dieron a conocer el pasado 5 de diciembre los 383 proyectos nominados para el European Union Prize for Contemporary Architecture – Mies van der Rohe durante el año 2019. Pertenecen a 36 países a lo largo del continente, de los cuales el que más proyectos tiene nominados es España, nada menos que 27. ¿Cuántos de ellos se encuentran en Bilbao? Ninguno. Para que no parezca casualidad, en la anterior edición de este premio bianual, en 2017, hubo 355 nominados, de los cuales 28 proyectos procedían de España; de ellos ¿cuántos se encontraban en Bilbao? Ninguno. Por lo menos, bueno, había uno de Donosti.
Sobre estas circunstancias sería interesante conocer la opinión de las autoridades municipales que tan encantadas se muestran siempre al repetir que Bilbao es algo así como la Meca de la Arquitectura de nuestro tiempo. Como dijo Azkuna, “nos faltaba Rogers”, vale, ya lo tenemos; ahora sigamos coleccionando nombres, aunque algunos de estos nos den la espalda.
